Al miedo a la hoja en blanco yo lo liquido así, escribiendo
la primera frase que se me viene a la cabeza. Y al pánico escénico, Hernán
Casciari lo derrota recostado en un sillón del escenario, a telón levantado, escuchando
en vivo y a todo volumen el partido que Racing juega mientras los asistentes se acomodan en la sala del teatro Caras y
Caretas para ver por primera vez “Una
Obra en Construcción”, su experimento literario más autorreferencial, como a
él le gusta definirlo, y que el público podrá disfrutar a partir del próximo 16
de marzo en la sala Santos 4040.
El autor del éxito teatral Más respeto que soy tu madre le pone esta vez él mismo el cuerpo a
sus propios textos y lo hace acompañado por los respectivos cuerpos de sus propios
personajes. Así, se puede ver en escena
a la madre de Casciari, a su cuñado, a su sobrina y a sus más envidiados primos.
Dato curioso: esta función a la que finalmente logré asistir
ayer, en principio estaba programada para el miércoles 9 de diciembre pasado.
Esa misma noche era la cena de fin de año de la empresa donde feliz, afortunada
y eficazmente trabajo para ganarme el pan y las medialunas de grasa. Uno de los
dueños de la empresa me había intimado a concurrir, porque sabe cuánto me gusta
sociabilizar con personas elegantes en un restaurant de lujo. De nada valía que
yo ya tuviera planificado desde mucho tiempo antes ir a ver la obra de
Casciari. La cena y punto. Las
distancias no daban margen para cumplir con los dos eventos. No tenía del todo decidido qué hacer al
respecto. Entonces, el viernes anterior fui a jugar al fútbol y se me cortó el
tendón de Aquiles y ya no pude hacer ninguna de las dos cosas. Avisé de lo
ocurrido a la empresa y a la cena en mi lugar fue Chano de Tan Biónica, real. También
le avisé a Casciari sobre mi accidente y le sugerí que regalara mi entrada a
quien quisiera. Me deseó una pronta
recuperación y que nos vemos la próxima y todo eso y después se infartó.
Lo siguiente es más o menos historia conocida. Suspensión de
grasas y recitales para el Gordo. De vacaciones y deporte para mí. Pero eso fue
hace tres meses. Ahora estamos todos recuperados y por eso ayer Hernán estrenó
su obra y yo pude ir a verla.
El resultado es muy alentador. No es verdad que sea la primera vez que
Casciari se suba a un escenario. Ya venía con sus recitales de cuentos donde
interactuaba con músicos (como Diego Perdomo, el inigualable Zambayonny). Pero
sí es la primera vez que sus cuentos cobran vida en escena con los personajes
reales allí mismo. De alguna manera era
un paso lógico en su carrera. Siempre buscó darle un plus a sus cuentos. Así
pasó de escribirlos en tiempo real, con los borradores a disposición del lector;
a grabarlos en audios para reproducir en podcast; a dar recitales de esos
mismos cuentos; a representarlos él mismo sobre las tablas. Era un paso previsible,
pero jugado. Había que animarse, y se animó. Yo creo que muy acertadamente.
Los textos que componen la obra son muy conocidos por los
seguidores del escritor. Algunos están adaptados, no hay cuentos nuevos. Pero
todos funcionan bien, hacen reír o emocionar aunque ya se los conozca. Igual,
yo no soy un buen parámetro, veo ciento de veces las mismas escenas de
Esperando La Carroza y me sigo cagando de la risa como la primera vez. Supongo
que los cuentos surten el mismo efecto porque son verdaderamente buenos (*). Habría
que desconfiar de las obras artísticas cuya eficacia principal sea solamente ser
novedosa.
Una mención especial para Chichita, la madre de Casciari y
coprotagonista de Una Obra En Construcción. Mientras la veía en escena pensaba:
“por cuánta guita la habrá convencido?” “Mi vieja no se sube ni loca”. Luego caí
en la cuenta de que una madre, y la mía tal vez más que ninguna (lo mismo que
la tuya) hace por su hijo lo que sea, sin importar el precio de nada. Y en el
escenario a Chichita se la ve sólida y logra una comunión real con su hijo y
protagonista. Hay allí un sentimiento autentico, tal vez no se lo pueda ver,
pero traspasa los límites del escenario y llega al público admirablemente. Yo lo
sentí, y eso que soy un insensible de mierda.
El orden de los cuentos está muy bien elegido. Hay cierta
coherencia cronológica. La música en vivo siempre es un elemento que suma. En
este caso apuntala los climas de manera notable. El equilibrio entre la
carcajada y la emoción está bien logrado. Creo que es muy acertado cerrar con
un cuento más emotivo que gracioso (la obra es principalmente un recorrido
emocional). Cumple así con la vieja premisa: la risa pasa, el sentimiento queda.
Para mí, ayer fue también la primera vez que vi en persona
Hernán Casciari. No me quedé a saludarlo porque tenía hambre y vergüenza. Además
me encontré en la vida real a @PabloMCesar y su futura @Titayna , y al mítico y
presuntamente tramposo del PRI @Edu Blake.
(*) Durante las primeras frases que dan introducción a la
obra, Hernán explica los motivos de su visita a su pueblo natal Mercedes y
utiliza la palabra Los Buenos (“apoyar al candidato a intendente que es de Los
Buenos”, dice) Para el público seguramente pasó desapercibido, pero para
nosotros que estamos tramando algo creo que fue toda una señal.
Grande, Villa, me llevaste y yo no soy mucho de ir. Final dramático: lo necesitaba.
ResponderEliminarYo soy de ir pero no fui, y también me llevaste. O sea que fuimos todos y no lo sabíamos. Gracias.
EliminarUy, y yo no sabía que los estaba llevando. Bue, la próxima aviso así compartimos el taxi al menos.
EliminarMuchas Gracias.
Saludos!
Muchas gracias por compartir Maestro Villa!!!! ojalá hubiera ido a encontrar a los virtuales compañeros de fogón...Ya se va a dar.
EliminarAbrazos!
Sepa que su nombre surgió en la breve charla que mantuvimos por el asunto del PRI.
EliminarEstá muy activo usted allí, eh!
Abrazo grande!
Buena crónica, Don Villa! Iré pronto a ver el Casciari Experimento.
ResponderEliminarMuchas Gracias-
EliminarQue no se va usted a arrepentir. Ya me cuenta.
Saludos!
Santo cielo, y yo que cada día me siento más mala! Pero es que la escuela, el alemán!
ResponderEliminarMuy bien ahí Villa, volviendo a levantar pasiones dormidas.
Abrazo!
Pero más mala por qué? Venga, qué me dice, pues!
EliminarEstamos esperando lo suyo con gran expectativa.
Saludos!