lunes, 16 de octubre de 2017

EL PERFUME DEL SOL

Cuando cae la tarde,
una tarde como esta,
que es todas las tardes de mi infancia,
todas las tardes de verano, quiero decir,
porque las otras cuentan poco o casi nada,
me refiero a las tardes entre deberes y nebulizaciones y ventolín,
esas no cuentan, mejor,
cuando cae la tarde así de roja
y los párpados se entrecierran hinchados
y los músculos de la cara se contraen
de tanto apretar los dientes
y el perfume del sol se impone
sobre el mate y los restos de la merienda
es mejor no pensar,
no abandonarse al recuerdo,
no claudicar a la emoción fácil y traicionera;
es mejor escribir
aunque sea esto, aunque no sea nada