PARTE I
Los feriados acá siempre empiezan así. Las voces de Pérez y
González llegan desde su habitación irremediablemente,
primero como un murmullo, luego ya un poco más fuerte, tal vez con alguna
carcajada, uno de los dos pega un grito y empiezan a pelearse como si no fuera
las seis y media de la mañana. Mi mujer les chista desde nuestra cama y hacen
silencio. Tal vez González se excusa acusando a Pérez de haber empezado. El
silencio dura apenas unos segundos y empiezan otra vez con el cuchicheo. Así dos o tres veces más hasta que quien
grita es mi mujer. Será de Dios, maldice y se levanta. Yo me estiro todo lo
posible en diagonal sobre la cama y me vuelvo a dormir en un abrir y cerrar de
ojos, sobre todo en un cerrar.
Que mi mujer Nina se levante habilita a nuestros
hijos a hacer lo mismo. Entonces el alboroto de la casa se hace sentir con
toda intensidad. Yo sigo durmiendo, soy muy hábil en esto. No afecta mi tarea
que Nina les grite para que se vistan callados la boca, que dejen de empujarse,
que son unos indios, que no salten en la cama, que se van a lastimar. Me voy
hundiendo en el sueño despacito, los escucho como muy de lejos, como si fueran
la radio que suena en el departamento del vecino, mis sentidos se van
adormeciendo cada vez más hasta que me pierdo en la inconciencia absoluta. Luego viene, en orden de aparición, la
siguiente secuencia: estoy sentado en la barra de un bar nocturno de Las Vegas-
no me gusta como me han preparado mi whisky pero me lo bebo al coleto porque soy
muy hombre- se me acerca una de esas rubias despampanantes de Hollywood y me
pide fuego- mientras le enciendo su cigarrillo me cuenta que está en peligro-
le ordeno para ella un jim beam y me confiesa que lo que necesita no es dinero
sino un hombre fuerte- rompe en llanto y como no puedo entender muy bien sus
palabras me inclino hacia ella para escuchar mejor- ella aprovecha mi
movimiento para besarme apasionadamente- en algún lugar del bar alguien hace un
ruido tremendo y se oye un alarido desesperado de mujer- alguien a mis espaldas
me llama- es González que está serio al pie de mi cama y me informa lo
siguiente: papá, lo maté a Pérez.
Me levanto para corroborar tamaña noticia, soy periodista y
me gusta chequear todo antes que nada. González, mi hijo más pequeño, no es una
fuente muy fiable, es más bien sensacionalista. Así que le pido me acompañe al
lugar de los hechos, que es la habitación de al lado. Pero se niega aludiendo
que no piensa entregarse a mamá hasta no contar con las garantías suficientes. Bestias, animales son,
exclama Nina en la otra habitación. Le ofrezco a mi hijo González ser su
abogado, pero necesito que me narre los sucesos tal como ocurrieron, sin omitir
nada, pero sobre todo sin añadir ningún elemento fantástico a la historia. Está
muy asustado. Me va a aceptar porque está asustado. Tengo algunas peticiones, me advierte, sin embargo.
Nada de whisky y cartas de truco, le anticipo. Pone cara de pero papá, ufa.
Estás despedido, resuelve enojado. Primero tendrías que haberme contratado, le
corrijo, ahora el juez me designó de oficio así que te la tenés que aguantar.
Maldito Sistema, mamá y los federales han arruinado todo. Se da vuelta contra
el placard y se tapa la cara como quien cuenta jugando a la escondida. Pero te
puedo cubrir con una frazada y traerte una taza de café con leche mientras me
contás todo, como hacen en las películas, le ofrezco. González se da vuelta y asiente con una
sonrisa, la primera del feriado. Entonces ya sé que no ha matado a Pérez. Se sienta en los pies de la cama y me espera
a que vuelva.
Indios, indios, no para de mascullar Nina en el cuarto de baño
mientras aprieta en la cabeza de Pérez, nuestro hijo más grande, un rollo de
gasas con pervinox. Pérez tiene un corte que ha sangrado bastante. Está
tranquilo sentado en el inodoro esperando que su mamá lo suelte para vengarse
de su hermano, pero no está muerto. Me guiña un ojo. González le ha empujado de la cama y se fue
a dar la testa contra la punta de un mueble. Eso fue todo. No son ningunos
salvajes, Nina. Todos los chicos juegan así. Le devuelvo el guiño del ojo a
Pérez y me voy a preparar el café con leche a la cocina. De paso me hago otro
para mí. Y también me preparo para escuchar el bolazo que va a contarme
González en la pieza como confesión de su crimen.
El cambio de sueño a realidad me cogió desprevenido. Me gustó, o como se suele decir: ahí va la bocha.
ResponderEliminarGracias Ronny. Por estos lados, "me cogió desprevenido" suena un poco raro (aunque no hay nada de malo en ello). Me veo en la obligación de aclararle.
EliminarSaludos!
Ta' bueno, Villa. Hay muchos detalles con los que uno se puede identificar. Me confundió un poco al principio lo de Pérez y González, pero me gusta; les da a los mocosos más personalidad y a la familia un toque de excentricismo en la más común de las situaciones. A mí también, al igual que a Ronny, me gustó mucho la parte en que González aparece de la nada para anunciar que acaba de matar a su hermano.
ResponderEliminarGracias Mr Hladík!
EliminarEl tema de los nombres de los niños tiene una explicación (absurda y floja, claramente) que intentaré revelar en la segunda parte. O tal vez no.
Saludos!
Qué lindo poder ser cosas diferentes en los sueños! Pero usted elige ser periodista y abogado, ¿le parece?
ResponderEliminarEl periodista que aboga por la verdad es aquel que hace honor a su profesión. Muchos periodistas son también abogados o viceversa o viceversean periódicamente todos y nos cagan todo el tiempo. Me parece que esto último.
EliminarMuchas Gracias, ORSAI GIRL!
Saludos!
No permita adquirir tiempo cagado, que es feo y huele mal. Besote!!
EliminarBUENISIMO !!
ResponderEliminarAhora que somos vecinos trataré de andar con cuidado por el barrio. Sobre todo por mi beba, no vaya a ser cosa que termine enredada con Perez... o peor, con Gonzalez.
Gracias Germán!
EliminarPierda cuidado que estos indios no salen de este blog.
Yo también tengo una beba, de cuatro meses, y una niña más grande, de cuatro años. Lo explico más o menos en la pestaña de al lado.
Saludos!
Hola Villa. Yo tengo en casa una García. Los García al principio se comportan. Luego descubres que no.
ResponderEliminarHe pasado un rato fenomenal. Gracias.
Hola! Te escribo este mail por que de alguna u otra forma manifestaste en los comentarios de http://editorialorsai.com/revista/post/n14_gran_estafa#comentarios que te gustó mucho el cuento de Rafael Fernandez. A mi también, por eso me hice mecenas de su próxima novela.
ResponderEliminarSi les gustó este cuento, te pide, no dejen de apoyar al escritor para sacar su próximo libro (me parece que está complicado): http://www.ezcritor.com/preventa/ (Prostituto de extraterrestres).
Por lo que estuve investigando va a tener mucho el estilo de este cuento y a diferencia de sus anteriores no contendrá pornografía (este puede ser un plus para algunas personas).
Saludos!
PS: se de gente que recibió sus libros en Argentina, por lo que confío en que no será un problema.
PS: Rafa no me paga ni sabe que estoy haciéndole campaña :)
PS: Nadie pone sus mails en sus webs? Dificil encontrarlos loco!