martes, 11 de diciembre de 2012

DOS MONEDAS DE UNA MISMA CARA

Con razón se expresaban hace algunos días, semanas, meses- ¿qué importa? - ciertos escritores y periodistas muy talentosos y reconocidos, a quienes admiro lo suficiente para no mencionarlos ahora, acerca de la necesidad de reclamar siempre un pago justo a la medida de su trabajo y nivel de reconocimiento popular o gran calidad de sus obras.  Se defendían, parece mentira que tuvieran que hacerlo, con el razonable alegato de que si ellos no recibían suficiente dinero, qué quedaba entonces para aquellos que recién empezaban su camino profesional-artístico?
No es que salieran en coro a difundirlo, pero lo he escuchado o leído en un breve lapso de tiempo que me permite imaginarlos a todos ellos recitando esto al unísono. 
Me parece justo su punto de vista.
Digo, me parece razonable.
Es decir, siempre dentro de este sistema capitalista vigente. Tan justo y razonable como pueda ser algo con estas reglas de juego. 
Me refiero a que si una marca deportiva importante vende sus calzados a x precio, es razonable que sus imitadores vendan un producto similar por menos de la mitad. Ese tipo de trato justo quiero decir. 
Los artistas reconocidos deben cobrar muy bien para abrir el camino económico a los nuevos aventureros.

Por eso mismo, con esta lógica, me da mucho asco que la mayoría de los medios de comunicación venda la prostitución descaradamente. O solapadamente, que para el caso es lo mismo. Una vedette o una "modelo" de esas que despiertan las fantasías en los honrados padres de familias, en la juventud cojedora, en el obrero siempre caliente, en cualquiera de todos nosotros, es el escritor famoso, es el artista consagrado, es la zapatilla que usa el mejor tenista del mundo. Es razonable que ella cobre mucho. Es muy justo. La otra, la que camina la calle, la que se corta el pelo como la trola de turno de la pantalla, esa tiene que cobrar mucho menos. Es lo justo. Quiero decir, tan justo como pueda ser algo dentro de una sociedad que tiene que satisfacer un mercado. Tan razonable como que si no hay oferta voluntaria de mano de obra, se monte un bonito tinglado de secuestros y prostitución forzada. Una red de trata que le dicen. Dónde hay muchos involucrados, según parece. Madamas, cafishos, reclutadores, pero también policías, jueces, funcionarios públicos, todos corruptos. De todo. Todos, menos los grandes medios de comunicación. Ellos no participan, ellos no promueven la trata de personas cuando enseñan ese culo perfecto en horario central.



Este martes 11 de diciembre se dio a conocer en Tucumán un esperado fallo sobre un caso de red de prostitución que una madre llevó a la justicia tras diez años de permanente búsqueda de su hija desaparecida por esa red de trata de personas. La misma madre se infiltró dentro de los prostíbulos, a fin de encontrarla. Declararon en el proceso muchas mujeres rescatadas de esos lugares (129, según informó la propia madre) Todos los acusados, reconocidos y señalados durante el juicio por las testigos, fueron absueltos de toda culpa y cargo. Al parecer, las declaraciones de las putas no se toman en serio dentro del ámbito judicial. No le hacen mucho caso.  "Si no, tenemos que ir todos presos", habría sentenciado un respetable abogado. 
En las redes sociales todos se indignan con el escandaloso fallo de los jueces. Yo también, por supuesto. Sin embargo, quiero rescatar el lado positivo. En el banquillo de los acusados no estaba sentado ningún pez gordo, nunca lo habría. Imagino que de declararlos culpables a estos acusados, dentro de los cuales había varios de los denominados perejiles, muchas personas habrían experimentado cierta sensación de justicia. Ahora que se desilusionan con la resolución de los jueces, que gritan por twitter que la justicia no existe en este país, que hay que terminar con la corrupción en todos los niveles de una buena vez, que proponen soluciones radicales por las cuales la mayoría de ellos no estaría dispuesto a dar una sola gota, ya no de su sangre, si no de su propio sudor, espero, digo, que se den cuenta de que cada vez que se babean con un culo impresionante en la tele hay en ese mismo momento una mujer que está siendo engañada, secuestrada, golpeada, drogada, embarazada a propósito por su vejador, sometida a ejercer la prostitución, desparecida; una mujer que es el producto final que se consume en el mismo negocio que vemos inocentemente en horario central. En el mismo canal donde en otros programas se condena  y se "denuncia" la trata de personas.

Me cago en todos nosotros.

4 comentarios:

  1. La sociedad funciona así: no podemos hacer nada, por lo cual hay que actuar de inmediato.

    ResponderEliminar
  2. La madre que te parió. Venía del anterior post y me has dado un tajo a traición. Pero muy certero.

    ResponderEliminar
  3. Es tan cierto lo que decís y tan claro. Cuanto para pensar y a partir de allí cuanto para cambiar.

    ResponderEliminar
  4. El problema somos nosotros, claro está. Porque somos tibios en ciertas cosas, o nos centramos en un problema y olvidamos otros. Y hay tantos que van agarrados de la mano!

    ResponderEliminar