lunes, 21 de noviembre de 2011

SUBE y baja

Algunas personas tienen una habilidad especial para discutir en cualquier momento. No importa si les asiste la razón o simplemente reclaman por algo ilógico. Ellas siempre elevarán su voz ostensiblemente de modo que todos se den por enterados de que una injusticia se está cometiendo. Otros, en cambio, no diremos jamas una palabra demás en reclamo de nada a menos que sea el último recurso disponible.
Así, por ejemplo, puede suceder que el chofer de la linea 19 marque $ 1.75 en la tarjeta SUBE, cuando claramente le he pedido $ 1.20, y esto ocurra en el instante preciso en que yo apoye la tarjeta en el visor y ya no haya marcha atrás, pues ese lector es implacable, certero, en un santiamén despoja a la tarjeta de cuanto dinero sea necesario ...aunque el conductor me pida disculpas, se que no voy a representar ninguna escena de escándalo. Aún cuando no sea la primera vez, si no más bien la tercera. Y no importa si las otras dos fueron en el 168, da lo mismo, lo cierto es que nunca me marca de menos. Sin embargo sé que no voy a decir nada y voy a pasar para el fondo. Si no hay asientos mejor, pues en ese caso mi única preocupación hasta el final del viaje es conseguir un asiento. Cuando hay asientos, las personas como yo que nunca se quejan de nada en voz alta, empiezan a rezongar en silencio. En mi caso, por lo general miro por la ventanilla y comienzo a darle forma a una teoría de conspiración en mi cabeza: los choferes están dispuestos a sacarle la mayor cantidad de dinero de la tarjeta SUBE a los pasajeros con cara de boludos como la mía. Nos tienen estudiados, saben que tenemos en la tarjeta más dinero del necesario para ese viaje y, sobre todo, tienen plena conciencia de que no vamos a reclamar a los gritos. Se los dice nuestra cara de boludos con tarjeta SUBE. No nos exponemos por nada, menos por 55 centavos.
A menos que un día, hoy por ejemplo, suba al colectivo 168 y no pueda pagar con SUBE pues no alcanza el crédito. Tengo solo 70 centavos. No se cómo pudo ocurrir esto, siempre tuve mucho saldo y ahora como si nada se ha acabado. No encuentro explicación. Evidentemente la nueva realidad es que dispongo nada más que de 70 centavos en la tarjeta SUBE y hay que aceptarla rápidamente. El chillido negativo de la maquina viene acompañdo con la sugerencia del chofer de que saque el boleto con monedas o me baje del colectivo. Busco y tengo unicamente dos monedas de 25 centavos. Miro al chofer fijamente, se que no puedo hacerle responsable por todas las veces en que otras maquinas me cobraron demás. Tampoco puedo contarle toda la historia y mi teoría de la conspiración, quién sabe si el no es parte de la organización también. Además no puedo requerir de toda su atención, el hombre debe mirar a su vez por donde conduce. Es una sola oprtunidad, lo miro fijo y me juego con mi propuesta: mejor me cobra 7 pasajes escolares de 10 centavos con SUBE y cinco viajes iguales con monedas. Es lo menos que puede hacer por todas la veces que me han robado. Es una oferta que no puede rechazar, es también, una oferta que no logro formular en voz alta. Las personas que nunca se quejan como yo, no dicen nada, se bajan en la próxima esquina y caminan veinticinco cuadras hasta su casa.

2 comentarios:

  1. Yo soy de ese tipo de personas!, no me animaba a comentartelo...je, no me animaba... que raro. Pero en fin, creo que no perteneces a la organizacion de "losquesedancuentaquetenescaradeboludoytegarcan" salvo que sí seas uno de ellos y esto sea una estrategia para descubrinos y seguir garcandonos...
    Ademas de ser de las que nunca se queja, tambien soy de las muy amigüas, bah, no se, creo...

    Pau camara

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  2. una vez me paso algo parecido pero al revés, pedí $1.75 y me marcaron $1.25, que afortunada fui! ja, pero te entiendo yo también soy de esas personas que callan.

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