Toda vez que doy una opinión cuando me es requerida, obtengo a cambio la misma réplica: “vos no entendés nada!” Y es verdad, no entiendo nada. Nada, qué es nada? La nada, el concepto de nada no me entra en la cabeza. Tampoco entiendo para qué insisten en pedirme opinión, si ya saben que no entiendo nada. O tampoco entiendo para qué me molesto en formular una respuesta interesante, si no les va a satisfacer nada de aquello que les diga. Hay también montones de otras cosas que no entiendo. Por ejemplo, no entiendo por qué La Esquina Del Neumático de Palermo queda a mitad de cuadra. ¿Por qué se llama “la esquina”, si queda a mitad de cuadra?
La dirección exacta es Avenida Córdoba 3370, entre Bilinghurst y Sánchez de Bustamante. Y le ponen La esquina del neumático, no entiendo:
-Che, necesito un neumático nuevo, sabes dónde puedo conseguir?
-Sí, anda a La Esquina Del Neumático
-Dónde está?
-En Córdoba 3370, a mitad de cuadra
-Anda a cagar!
Otra cuestión que no entiendo, y que nunca entenderé, es por qué en el Banco Francés no hablan el idioma francés, o en el Hospital Italiano, italiano, o alemán en el Alemán, etc. Me imagino (sólo me imagino) que si estoy de viaje por Francia y veo un Banco Argentino, lo mínimo que espero es que allí hablen español. Si un turista francés entra en Argentina a un Banco Francés esperando que le entiendan su lengua natal está perdido. Ni hablar de los hospitales. El día en que una enfermera del Hospital Alemán pronuncie allí la frase krankenhaus ruhig, dejo para siempre el helado.
Pero sin dudas, de aquello que menos entiendo es de crítica teatral. Por tal motivo, no se debe esperar que la crónica que sigue a continuación contenga detalles técnicos y observaciones precisas. Del mismo modo no se puede pretender que sea totalmente objetiva, ya que, no sólo no entiendo nada, si no que además uno de los protagonistas de la obra que fuimos a ver anoche es un gran amigo de la casa, además de un excelente y perseverante artista, quien si bien aún no es una estrella, tampoco se ha estrellado, lo cuál siempre es un punto a favor para aquellos que buscan el estrellato, justamente:
Decir ayer hoy, es referirse al jueves 26 de enero de 2012. La obra es Stand Up Show, y está todos los jueves en Paseo La Plaza (Avenida Corrientes 1660) a las 21 hs. Nosotros fuimos anoche y nos divertimos muchísimo. Nosotros somos Mar y yo. Ella estaba muy entusiasmada con la salida nocturna los dos solos después de mucho tiempo, pero yo tuve la gran idea de invitar a dos personas más a que nos acompañen y no avisarle nada a Mar sino hasta que salíamos de casa. Por suerte ella sabe que yo no entiendo nada de nada, menos de estos temas de estar en pareja y hacer las cosas bien, y se lo tomó con mucha madurez. Siempre lleva consigo esa valijita de buena onda que a mí me falta. También, por suerte, las invitadas eran Laura A. y Zarely, y aunque las dos se hicieron esperar cada una a su turno (Laura A. 15 minutos en la estación Medrano del subte; Zarely 10 minutos después de comenzada la función en la sala), entre la buena onda de las tres era difícil que se llevaran mal.
El artista es Andy Saban, y ayer era el segundo de los cinco monologuistas que subieron al escenario de la sala Terraza Teatro-Bar del complejo teatral porteño, donde Belén Caccia hace las veces de moderadora, con un stand up breve entre uno y otro comediante antes de presentarlos. Ya conocía la rutina que íbamos a ver de mi amigo Andy, pero no dejó de sorprenderme la solidez de su performance, el dominio que tuvo del escenario, el glamur que le imprimió a su acto como sello personal. Porque Andy es eso: un artista, pero un artista glamoroso. El mejor consejo es que lo vayan a ver. La entrada no es cara, el lugar está bueno, allí mismo se puede comer bien o tomar algo. O si no, después de la función en la zona sobran lugares para ejercitar el diente (la obra termina razonablemente a las 22.15 hs) Pero cuidado, no vayan al Palacio De La Papa Frita.
En mi atlas personal de lugares desastrosos para comer, voy seleccionando de cada sitio cuál plato no volvería a pedir nuevamente. Así como en Villa Crespo estaba el bar El Bohemio, en la esquina de Darwin y Corrientes, donde se podía comer la peor ensalada de frutas del mundo, existe en la Avenida Corrientes al 1612 el famoso restaurante El Palacio De La Papa Frita, dónde se puede pedir la peor milanesa al horno del universo. Eso si, las papas están realmente bien. Yo había insistido tanto en que fuéramos a cenar allí que tuve que hacerme cargo por la mala elección del lugar. Andy, al terminar su milanesa, comentó: “yo sabía que la milanesa de acá era horrible, pero quería que te dieras cuenta vos mismo”. Fue el mejor chiste de la noche. De todos modos no entiendo cómo se terminó su milanesa completa. Entre Mar y yo no pudimos avanzar más de la mitad. Pero claro, cómo voy a entender, si yo nunca entiendo nada.
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Hay cosas peores...acuérdese de Drácula versión playback en el teatro del Colegio San José, y luego un submarino (#extragrande) con medialunas en el bar de la UBA! (LOL)
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